Escribe 〉 Manolo Pacheco, concejal de Asamblea por La Orotava.
En primer lugar, me gustaría compartir una reflexión en lo que se refiere a este concepto que resuena con fuerza en el contexto social y político actual de las islas. Sin entrar en conceptos teóricos de Economía política —como la diferencias entre tasas e impuestos—, yo solo puedo hablar llanamente desde mi humilde experiencia como concejal de la oposición de un pequeño pueblo de Canarias.
Si buscamos la definición más común de «ecotasa», nos encontramos con un impuesto ecológico que establece incentivos para la protección del medio ambiente o compensa los daños causados por actividades que generan una carga tributaria. En varios países, la política fiscal implementa impuestos para fomentar prácticas sostenibles, ofreciendo incentivos económicos. Estas políticas suelen mantener los ingresos fiscales totales al reducir proporcionalmente otros impuestos. Además, es importante no pasar por alto las prácticas de «greenwashing» realizadas por muchas empresas.
Podría decirse que un tasa turística es un tipo de “ecotasa” o “tasa ambiental”, pero, sinceramente, y en el caso que nos ocupa, creo que debemos abandonar el término “ecotasa” para referirnos al gravamen a las pernoctaciones en nuestros establecimientos turísticos —y reconozco aquí que en las tres mociones que hemos presentado desde Asamblea por La Orotava hemos utilizado dicho término— para evitar confusiones como la que sufrió la portavoz socialista de La Orotava en el último pleno del mes de febrero.
¿“Ecotasa”, “tasa ambiental” o “tasa turística”?
Desde mi perspectiva, la que comparto con el resto de de vecinas y vecinos que participan en Asamblea por La Orotava, me parece urgente gravar las pernoctaciones en los alojamiento turísticos de Canarias, bien mediante un precio fijo por cada noche (y persona) o un porcentaje sobre el precio total de la estancia.
Canarias ha experimentado un crecimiento desmesurado en la industria del turismo en las últimas décadas. Si bien este sector aportó en el pasado beneficios económicos y oportunidades de empleo, también ha dejado una huella significativa en el medio ambiente y en la sociedad canaria, pues, con el tiempo, el sector turístico se ha convertido en una industria predadora de nuestro territorio y nuestros recursos naturales y generadora de desigualdades sociales y de género y precariedad laboral.
Este gravamen, pues, es una medida que no aborda solo los retos medioambientales, sino también las necesidades económicas y sociales de nuestras islas. Es decir, la recaudación no sólo podría estar enfocada hacia políticas que busquen compensar el impacto medioambiental del turismo, sino también enfocadas hacia el desarrollo de políticas sociales en educación, empleo, desarrollo local, impulso del sector primario y un largo etcétera.
Esto es lo que defendí como concejal de Asamblea por La Orotava en la sesión plenaria del mes de febrero y es, además, lo que recogió el PSOE Canarias en su programa electoral para las elecciones autonómicas de 2023. Más concretamente era su medida 119.
La portavoz socialista votó en contra de nuestra moción para instar al Gobierno de Canarias a implementar la “ecotasa”, argumentando que su partido está a favor una “tasa ambiental” y no de una “ecotasa”, aunque tampoco nos explicó la diferencia entre ambos términos.
Por esto, considero que deberíamos priorizar el término de “tasa turística” (concepto estrecho) sobre el de “ecotasa” (concepto amplio) para referirnos al gravamen o impuesto indirecto por persona y noche en los alojamientos turísticos de Canarias.
¿Es el momento de implementar la tasa turística en Canarias?
Es cierto que uno de los principales aspectos que justifican la implementación de la tasa turística es el impacto ambiental del turismo en Canarias. El aumento del flujo turístico ha ejercido una presión considerable sobre los recursos naturales, contribuyendo a la degradación de ecosistemas frágiles, la pérdida de biodiversidad, la incapacidad de depurar enormes volúmenes de aguas residuales que contaminan nuestras aguas o la urbanización descontrolada, —con la corrupción y prevaricación que esta lleva asociada—, son algunas de las consecuencias negativas que amenazan la sostenibilidad ambiental de nuestras islas.
Pero es que, además del impacto ambiental, la exagerada dependencia del turismo ha exacerbado la desigualdad social y económica en Canarias. Aunque el sector turístico fue generador de empleo y pudo funcionar como un suerte de ascensor social en el pasado, también ha perpetuado en las últimas décadas la precariedad laboral y la estacionalidad, dejando a muchas familias canarias en situaciones de vulnerabilidad económica y exclusión social.
Si tomamos por ejemplo que en 2021 solo el 55.84% de los beneficios generados por el sector turístico se quedaron en Canarias, me parece que la tasa turística ofrece la oportunidad de redistribuir los beneficios del turismo de manera más equitativa y promover el desarrollo de otros sectores económicos que diversifiquen la economía canaria.
Ahondar en la implementación de la ecotasa en Canarias implica también reflexionar sobre experiencias internacionales en la gestión del turismo. Países como Francia, Alemania, Reino Unido, Italia o Portugal han adoptado gravar la estancia de turistas en muchas de sus ciudades. Y yo me pregunto: ¿debemos aceptar las canarias y canarios que viajemos a Manchester, en Reino Unido, o Berlín, Alemania paguemos un tasa turística y los alemanes e ingleses no la paguen cuando vengan a Canarias?
Con cifras de recepción de turistas que ya han superado cifras prepandémicas, creo que es el momento de implementar la tasa turística en nuestro territorio.
Por poner un ejemplo dentro del Estado español, el gobierno de Baleares recaudó en 2023 129 millones de euros gracias a su tasa turística, y se financiaron proyectos de educación, innovación, ciclo del agua, energía, salud, vivienda y movilidad, agricultura, pesca y turismo sostenible.
Aunque la clase política canaria siga creyendo que no es el momento, —recientemente CC, PSOE y PP rechazaron por tercera vez la moción de la Asamblea para instar al Gobierno de Canarias a implementar la tasa turística—, el pueblo canario sigue contemplando día a día el impacto negativo y cada vez mayor del turismo en nuestra sociedad y en nuestro territorio. En nuestro día a día.
La diversificación económica: el futuro de Canarias
En Canarias, la necesidad de diversificar la economía y reducir la dependencia fatal del turismo es cada vez más evidente. La implementación de la tasa turística puede ser un primer paso hacia la construcción de un modelo económico más resiliente, sostenible y con mayores cuotas de igualdad y justicia social, promoviendo el impulso y desarrollo de sectores como, por ejemplo, el agrario, la investigación científica o la manufacturación.
Desde Asamblea por La Orotava, abogamos por una visión integral y a largo plazo en la gestión del turismo, es decir, considerar los posibles efectos que pueda tener sobre el empleo, la vivienda, la cultura, el urbanismo, el medio ambiente y el territorio o la relaciones de clase y género y no de forma aislada. Todo con el objetivo de maximizar el bienestar común.
La tasa turística no nace de un afán recaudatorio, sino del deseo de garantizar la viabilidad de nuestras islas y el bienestar de las generaciones futuras. Representa una oportunidad para transformar el paradigma turístico en Canarias y una respuesta para abordar los desafíos asociados a la dependencia del turismo y sentar las bases de un futuro más próspero para nuestras islas. Es el momento de actuar con determinación hacia un horizonte de desarrollo sostenible, de igualdad y de justicia social para Canarias.